sábado, 21 de febrero de 2009

El Anillo

sábado, 21 de febrero de 2009

No respondí y sonriendo me concentré en el sabor del café, en el placer de la mañana de sol y en recorrer con la vista los árboles, los rosales en flor, el bien cuidado césped y a admirarlo a él, sin disimulos. Disfrutaba del momento.

-Has crecido, muchachote -le dije-. Ya no tienes granitos y estás muy guapo.
El rió.

-La costumbre es este país es que sea el hombre quien piropee a la chica y no al revés.

-Bueno, pues hazlo -y levanté la barbilla desafiante-. Pero hazlo con mejor estilo que el de ayer en la noche, por favor.

Me dije "Cristina, estás coqueteando, cuidado, que es pronto. No te pases". Pero ya estaba en marcha y no me apetecía frenar.

Otra vez su mirada divertida. Se tomó su tiempo con el café, las tostadas y lo demás... me hacía esperar. Me dije que sabía bien las pausas, que no se precipitaba y esquivaba bien los ataques tal como hizo cuando cuestioné sus principios. Hubiera sido un buen abogado."


Fragmento del libro El Anillo: La herencia del último templario de Jorge Molist.

2 comentarios:

  1. Ahh a mi me encanta piropear, no así ser piropeada porque me intimidan!


    lindo post

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  2. el libro esta buenisimoooooo ya lo termine!! jajaja

    Gracias X por tu visita!

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