- Hola...
- Hola.
- ¿Un café?
- No, gracias. Estoy tomando té.
- ¿Desde cuándo? Pensé que te conocía...
- Ya ves que no.
- Eso veo... ¿Aún no me has perdonado? Lo siento pero tu querías alguien que no soy, un príncipe azul en un caballo blanco salvándote princesita.
- Solo cuando estaba pequeña cría en los cuentos de hada. Igual, parecías más un mago que un príncipe con tus actos de desaparición.
- Era joven, no quería ataduras.
- Yo no tenía intenciones de atarte.
- Aún te quiero...
- Yo no. Hasta luego, debo irme.
- Pero esta lloviendo, espérame y te tapo, veo que no andas sombrilla y bien recuerdo que te gustaba que te tapara bajo mi paraguas mientras te llevara abrazada... - Dijo con una sonrisa de galán en su rostro.
- Tranquilo, nunca me han gustado las sombrillas...
La campanilla de la puerta sonó al salir y perderse bajo la lluvia.
Mi tesoro
Hace 6 años
Uff... que duro es el momento en que nos damos cuenta que perdimos a alguien para siempre!
ResponderEliminar